viernes, 26 de octubre de 2007

Preguntas

Programas como Tengo una pregunta para usted y la sección de cartas al director de los periódicos me hacen creer cada vez más que la figura del periodista-ciudadano existe. Yo lo definiría como aquella persona que es capaz de formular las preguntas que los periodistas acreditados no plantean. Las cuatro líneas de hoy de Rosa M. Fabrés en El Periódico bien merecían algo más que un espacio en la sección Cartas de los lectores: "Señores diputados, ¿no les han salido los colores cuando han visto la fotografía del ministro Solbes explicando los presupuestos del 2008 a un hemiciclo medio vacío? Supongo que las 14.15 horas era buena hora para tomar el aperitivo. Luego querrán que vayamos a votar. Qué vergüenza". Los líderes del star system de la opinión no formulan preguntas como ésta a sus señorías los diputados cuando los tienen ante sí en el plató o en la mesa de la tertulia radiofónica matutina.

Otra reflexión interesante. Misma sección y página. La firma Marina Uriza y responde a una columna de Pilar Rahola sobre los símbolos franquistas: "¿Por qué no hacemos lo propio con otros símbolos y personajes fascistas que hemos de ver día a día en las calles de Barcelona? ¿Acaso olvida que el Doctor Robert --que pretendió demostrar que el mayor volumen craneoencefálico de los catalanes era una clara muestra de nuestra superioridad respecto al resto de ciudadanos-- tiene un monumento en la plaza de Tetuan? ¿No ha leído las obras de un conocido profeta vasco, Sabino Arana, que pregonaba la superioridad de la raza vasca para evitar cualquier contaminación con culturas y costumbres foráneas y que era admirador de un tal Hitler? Pues una hermosa calle de nuestra ciudad lleva su nombre".

Habrá buen periodismo mientras siga existiendo la habilidad para hacer buenas preguntas.

2 comentarios:

Miguel Ángel Raya Saavedra dijo...

Creo que en el fondo se viene a cumplir esa definición de educación y escuela que predica el construccionismo social, y que afirma que lo que se busca con la educación de hoy día es "normalizar", no hacer que la gente potencie sus habilidades, sino que entre dentro de las normas y no destaque en nada. En estos días hemos perdido de vista que "educar" proviene del latín "educere" que significa "sacar de dentro".
Tal vez es lo que ocurre en las facultades hoy día, no en vano el ministro del interior acaba de decir que se necesitan jueces con "más vida", supongo que se refiere a que no se hayan pasado un lustro con los ojos pegados al código penal y luego no sepan entender la realidad en la que viven, más allá de su burbuja.

Estamos perdidos si no devolvemos los poderes a la gente que se hace preguntas para intentar entender lo que le rodea.

Perdona por el rollo y felicidades por el blog.

Carles Català dijo...

Me acuerdo perfectamente que en el breve lapso de tiempo que estuve intentando llevar el departamento de juventud en el sindicato (hace ahora ya mucho tiempo), se me invitaba a las reuniones del consejo de la CONC. Me hacía muchísima gracia ver como, en las reuniones en que se debían de aprobar los presupuestos para el año siguiente, el entonces responsable de finanzas del sindicato, César López, se desgañitaba intentando explicar números a un auditorio (casi) completamente vacío, mientras el pasillo y la máquina de café estaba hasta los topes de dirigentes sindicales, federativos y territoriales, hablando sin duda de cosas muy interesantes (aunque nunca acerté a comprender qué era más importante que debatir sobre el dinero sobre el que se podrán llevar a cabo proyectos o no). Era muy curioso, aunque supuse que doctores tenía la Iglesia. ¿Desinterés? ¿Pasotismo? No sé, pero esta clase de actitudes se han convertido en norma en esta sociedad, la maravillosa sociedad de la transición más ejemplar del mundo, la única que no pasa cuentas con su pasado, la única que deja que la gente piense que tiene derecho a todo y a no preocuparse absolutamente de nada. Así nos va.