domingo, 7 de marzo de 2010

Problemas de comunicación (y II): Catalanismo de pega

Los catalanistas radicales no me van a entender. Yo -que me reconozco catalanista en cuanto cruzo el Ebro- tampoco a ellos, ergo estamos en paz. Circulo por la Zona Franca camino de la ITV. Hay obras, muchas obras. Y mucha señalización provisional. Desvío por aquí, prohibido por allá. Pero el contenido de una de las señales queda en la incógnita. Alguien ha colocado una pegatina con la leyenda "EN CATALÀ".

No me dio tiempo a ver si llevaba firma. Imagino que mensajes tan universales, contundentes e irrebatibles no necesitan ser firmados. A continuación, pienso en el contrasentido de la escena: en defensa de un modo concreto de comunicación, alguien oculta un mensaje importante. El canal por encima del mensaje. Comunicación en estado puro.

Claro, que no le expliques esto al mozalbete con perfil de buzoneador cuyo orgulloso cometido es ocultar mensajes importantes para la seguridad del tráfico en pos de una cruzada lingüistica que alguien le ha explicado mezclando de la manera adecuada los conceptos "independencia", "autodeterminación" y "represión".

Si fueran más imaginativos, habrían construido modelos alternativos de carteles: "CARRER TALLAT", "SORTIDA DE CAMIONS", etc. Con el Word y la letra Verdana a tamaño 72 no quedarían nada mal. Y aportarían soluciones a un problema de comunicación que, de momento, poseen en exclusiva.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Problemas de comunicación (I): Belén Esteban a fuego lento

Pas(ill)eo arriba y abajo por el Carrefour a la caza de unos garbanzos en conserva. Los han vuelto a cambiar de estantería y la firma francesa se niega a rotular los pasillos por secciones. Hay que confundir al cliente, para que ande más, compre más y todo eso. "Franceses", pienso (de nuevo), y me vuelvo a sorprender de que en tierras galas se gestara algo tan ordenado como la primera enciclopedia.

Pero la sorpresa que me aguarda tiene su origen en nuestro producto interior más bruto. De repente veo tres hileras de sartenes. En cada una, a modo de tapa promocional de cartón, me saluda el rostro (antes de momificar) de Belén Esteban. E inmediatamente pienso que a pesar de la que está cayendo aún quedan directores de márketing arriesgados, transgresores, que se atreven a buscar el valor añadido de su producto en los bajos fondos de nuestra sociedad.

Gillette retiró el patrocinio a Tiger Woods cuando éste se puso a buscar hoyos en campo ajeno. Dejó de ser un referente. Pero el director de márketing de la marca de sartenes -que por cierto no recuerdo, tal era el eclipse de la Esteban- apostó por Belén como el referente de... algo.

Quiero pensar que dentro de unos años este ejemplo se enseñará en las facultades de Publicidad como lo que nunca se debe hacer para evitar un gran riesgo en la comunicación: el rechazo inmediato. Y no quiero pensar que, si me equivoco, algún día legiones de maruchis fieles de la "tertuliana" podrían perseguirme por pensar así. Sartén en mano y al grito de "¡Arriba la Esteban!", por supuesto.