viernes, 28 de marzo de 2008

Cuestión de márgenes

Mi pareja andaba desde hace unos días a la caza de unos pantalones vaqueros. No buscaba un modelo concreto, y menos una marca, sino cualesquiera a un precio razonable y que simplemente quedaran bien. Por fin esta tarde ha venido con ellos. Le han costado 9,90 euros. "¿Son de los chinos?", le he preguntado, extrañado por el precio. "Qué va", me ha respondido. "Son del Kèmaku" [una conocida cadena de tiendas de ropa en la que hace poco también adquirí unos vaqueros por 12 euros].

A ella también le sorprendió el precio en el momento de la compra. Tanto, que le preguntó a la encargada de la tienda cómo se podían permitir esas tarifas. La dependienta le explicó que compran los modelos directamente al fabricante, sin que intervengan intermediarios, y eso, dice, abarata mucho el precio final.

Me pregunto entonces qué tipo de intermediarios operan en Zara, Bershka, Massimo Dutti, El Corte Inglés y una infinita relación de cadenas en las que el precio habitual de unos vaqueros normales oscila entre los 35 y los 50 euros. Se supone, además, que estos imperios del textil, que deben de pedir las prendas a las fábricas de 10.000 en 10.000, tienen todas las cartas a favor para conseguir los mejores precios. Si es posible obtener margen vendiendo pantalones a 10 euros, qué nombre recibe lo que obtienen las cadenas antes mencionadas.

Por fin tengo el tercer elemento, el que me faltaba para conseguir entender el porqué de fortunas como las de Amancio Ortega, presidente de Inditex. A la miseria salarial de sus empleados y al margen comercial abusivo hay que sumar la estupidez de los consumidores que seguimos abarrotando sus establecimientos.

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