La desgraciada muerte del joven futbolista conmueve, sin duda, y merece un lugar destacado en los medios. Sin embargo, el uso de los recursos informativos empieza a ser desproporcionado cuando las cadenas de televisión comienzan a desplazar a sus corresponsales para narrar en directo la última hora del parte médico, la salida del féretro del hospital, el dolor de los aficionados durante el entierro y las pintadas y dedicatorias, un día después, en las paredes del estadio. Por si fuera poco, TVE emite incluso un especial sobre la trayectoria del jugador. Otro despropósito informativo, porque el sentido común puede entender que se emita un especial sobre Johan Cruyff o sobre Di Stéfano. Y no desmerezco el talento del pobre chaval; bien al contrario, son los medios los que, consciente o inconscientemente, vienen a decir que lo más importante que ha hecho Puerta es marcar un par de goles decisivos y morirse con toda una carrera por delante, seguramente tan brillante que dentro de 10 ó 15 años sí habría justificado un reportaje, motivado por su retirada y no por una circunstancia tan desgraciada.
En el otro extremo, ante la noticia de la muerte del obrero rumano, los medios pasan de puntillas, y entonces la desproporción y la pérdida de los valores informativos se hacen aún más patentes. No, señores, ésta no es una noticia más de sucesos. Como trasfondo, existe un sector empresarial turbio, con carencias, en muchos casos, en materia de contratación y seguridad. Es una noticia que sí merece un reportaje paralelo o “especial”, con despliegue de medios y cámaras ocultas, si es necesario, aun a riesgo de sacar los colores a más de una constructora importante.
Los medios han dejado de administrar responsablemente la información para con(per)vertirse en meras empresas informativas que, acuciadas por la necesidad de anunciantes, sólo sirven a una audiencia aborregada y hambrienta de héroes inventados, falsa épica, tragedia y morbo.
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