Los últimos informes sobre educación concluyen que un elevado porcentaje de alumnos tienen problemas de comprensión lectora. Vamos, que no entienden lo que leen. En el otro extremo, algunas personas siguen haciendo una buena práctica del "no entendimiento" al declararse abiertamente ignorantes del porqué de ciertas cosas. Pongo como ejemplo a dos lectores cuyas cartas ha publicado recientemente El País.
La primera, la envía Carlos de Hita, y comienza: "No entiendo mucho de macroeconomía. Quizá por eso no logro preocuparme por la alarma del mundo inmobiliario al saber que mi casa,
en la que vivo y no tengo intención de vender, va a valer un poco menos en el futuro. Yo la sigo viendo igual". Recomiendo leer el resto, porque a pesar de la sencillez de sus planteamientos, el autor nos ayuda a cuestionarnos seriamente el sistema en el que vivimos.
La segunda es obra de José Germade y le proporciona una buena estocada al PSOE en plena época preelectoral y en el mismo rotativo (doble mérito, dada la tendencia del medio). El primer párrafo ya es de artillería pura: "¿Por qué el Partido Socialista le tiene tanto miedo a la Iglesia católica? Resulta curioso y preocupante que cuando la vicepresidenta del Gobierno, la señora Fernández de la Vega, llega de un viaje al Vaticano corre la orden de no molestar a la Iglesia; da la impresión de que fue a que el Vaticano diera el visto bueno al programa electoral".
Lo dicho. Hay dudas e ignorancias muy inteligentes y saludables para la opinión pública.
1 comentario:
Qué bonita la filosofía eh!
Demostrar la ignorancia ante algo hace que posteriormente crezca nuestra credibilidad.
¡Viva pues la ignorancia! (combinada con un poquito de inteligencia, eso sí:)
PD: ¿Este finde cómo lo tenéis para quedar?
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