Resulta que ahora, en pleno desierto de Los Monegros -donde el único referente de ocio eran las raves en torno a la sala Florida 135-, van a montar un complejo de casinos, hoteles y campos de golf (¿Monegros+campo de golf?) que ríete tú de Las Vegas. Tiene gracia. Desde Aragón se atacó el trasvase del Ebro y uno de los argumentos fue que el agua no era para regar las naranjas levantinas, sino para los balnearios y los campos de golf de Marina D'Or. La hiriente salvajada urbanística no sólo de Marina D'Or sino de buena parte del litoral de levante (Murcia, qué hermosa eres con Polaris World) ha demostrado que, en efecto, el agua que pedían Zaplana y muchos valencianos con cara de cabreo no era para la huerta.
Sería un ejercicio de coherencia atacar ahora el proyecto de Los Monegros con la misma fuerza, pero, al final, lo que parece es que el gobierno aragonés sólo ha estado defendiendo sus recursos naturales a la espera de poderlos despilfarrar en su Marina d'Or particular.
1 comentario:
Respecto al tema campos de golf, un día daré un discurso largo y tendido sobre la realidad de esas "leyendas urbanas" que circulan por ahí, fruto de cuatro ignorantes disfrazados de ecologista mochilero, pero coincido contigo en lo cínico de la propuesta: el agua para mi, es decir, para montar mi Las Vegas particular. Cuanta hipocresía. Y lo peor de todo es que los contrarios al trasvase tenían razón: en el Levante, si alguna vez ha habido necesidad de agua (cosa que dudo) es por la (mala) gestión interesada de los poderes públicos. Cuando ves que a estos maños lo único que les interesaba era quedárselo para montar su movida, se te caen (por difícil que parezca) los huevos al suelo. ¡Ah, cinismo!
Y es que todo es interés, ¿verdad? Mira al Sr. Gadaffi, ayer uno de los terroristas más odiados del planeta (según las potencias occidentales), hoy honorable prócer que recibe en la jaima a lo más añejo de la nobleza del viejo continente...y es que Libia necesita inversiones claro, y los occidentales necesitamos tirar de más petróleo y gas natural como sea. Dan ganas de beberme de trago la media botella de Jack Daniels que todavía tengo en casa y vomitarla de golpe sobre la tele cada vez que sale esta cuadrilla de puercos insultándose entre ellos en su "congreso de los diputados". Por cierto, me alegro que un tipo honrado como Manuel Marín los haya mandado a todos a la mierda, para que la gente vea lo que hay por allí dentro...
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