El 30 de mayo, Isabel Viaplana era sólo una firma más de la sección de cartas al director del diario
El País. Su caso era idéntico al de muchas mujeres: despedida por quedarse embarazada. Un mes y medio después, la edición de Cataluña del mismo periódico eleva por fin la voz de Isabel a la necesaria
categoría de noticia.
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