¿Quién ha dicho que la Iglesia es una institución rancia y alejada de la realidad de los tiempos que corren? Después de años de intenso estudio, la curia ha decidido por fin actualizar la lista de pecados capitales. Es verdad, yo estaba tan habituado a los de siempre -fíjate tú- que hasta empezaba a dejar de sentirme culpable en mis momentos de lujuria o de glotonería chocolatera. Era un sin vivir, de verdad.
Del nuevo ranking pecaminoso, destaco ante todo el pecado de "acumulación excesiva de riqueza". Para predicar con el ejemplo, sirva la austeridad y sencillez que emana de cualquier rincón de las dependencias vaticanas.
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