Hago una sencilla búsqueda en Google y encuentro varios titulares que anuncian la muerte de un ciclista arrollado por un coche. En ninguno de los casos la noticia fue portada de ningún medio de comunicación de ámbito nacional.
Esta semana, dos tremendos ejemplares de toro bravo han corneado a sendos corredores de los encierros de Pamplona, con resultado de muerte y herida gravísima, respectivamente. Las terribles cogidas y el posterior entierro de uno de los jóvenes embestidos han sido noticia de apertura de los informativos de cobertura nacional, con enviados especiales al tanatorio incluidos.
Vestir de tragedia lo que nace de una insensatez, por mucho que Hemingway lo adornara años atrás, no merece una portada, sinceramente.
A lo mejor es que mi criterio de selección informativa no me habría permitido jamás trabajar de editor de contenidos de un informativo. O a lo mejor es que los que actualmente se dedican a este menester lo hacen condicionados por el notable cargamento publicitario que adorna el antes, durante y después de las informaciones que tienen que ver con los sanfermines.
Iba a seguir despotricando, pero siempre encuentro a alguien que lo hace mejor y me ahorra el trabajo, al que tanta tirria le tengo. En este caso, mi "negra" se llama Rosario Peláez y en su carta a El País le da un buen repaso a algunas tradiciones aún lamentablemente veneradas en la España más profunda.
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