Hoy, en una tertulia radiofónica, Elvira Artés, profesora de Periodismo de la UAB, preguntaba al conseller de Educació, Ernest Maragall, cómo era posible que en sus clases hubiera alumnos que dudaban de si Helsinki era una ciudad europea o bien situaban Vietnam en África al referírseles la conocida guerra. "Puede que aún haya zonas oscuras en el sistema educativo", fue la excusa-burladero del político.
Como sostenía la profesora, para cursar la licenciatura de Periodismo se exige como mínimo un 7,5 de nota tras pasar la selectividad. Las zonas deben de ser verdaderamente oscuras y dignas de tener que entrar a machetazos como Miguel de la Quadra en la ruta Quetzal, señor conseller.
Hace una década, era impensable que alumnos con esas carencias de conocimientos pudieran acabar la ESO con media de notable y cursar una carrera en la que una de las asignaturas obligatorias lleva por título Relaciones Internacionales -a lo mejor ahora ven el nombre y se piensan que consiste en chatear con chicas de la Europa del Este, una vez situada en el mapa, claro está-.
Quizá la "zona oscura" sea el negro mercado laboral. Quizá a la Administración le ha interesado ir bajando el listón académico durante los últimos años para garantizar universidades llenas durante cuatro o cinco años más. No sea que a los chavales les suspendamos la ESO por no saber dónde está Finlandia y entonces se nos pongan a buscar trabajo y se frustren antes de tiempo.
2 comentarios:
Pues suerte que no le preguntaron por qué no se saben la tabla de multiplicar... sino haced la prueba de preguntar 7x8 a una persona de 15 años!!!
Interesante comentario.Creo que más que "zona oscura" el trabajo es un pozo negro, con perdón.
Salud
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