Termino esta semana preocupado. Vamos por partes. Primero: el nuevo calentón de los empresarios, que aprovechan la crisis para darle al "play" y repetir que quieren despidos más baratos, más flexibilidad, etc. Ignacio Escolar hace una reflexión llena de sarcasmo en su blog:
"Hace unas horas, el comunista de empresa Díaz Ferrán, presidente de la patronal, ha pedido un nuevo paréntesis, esta vez en los derechos laborales. Es otro dogma hasta ahora incuestionado: la única manera de solucionar una crisis económica pasa por abaratar aún más el despido y bajar los sueldos. Medicina homeopática y brutal: nada como más parados para luchar contra el paro. Nada como sueldos más bajos para reactivar el consumo".
La gilipollez y el oportunismo empresarial me debería preocupar lo justito. Es más de lo mismo, diréis. Sin embargo, lo que me preocupa de verdad es lo bien abonado que tiene el terreno la patronal. Leo ayer en el diario 20minutos la siguiente noticia:
Un juez niega el cambio de jornada laboral a una madre que cuida sola a su hija
Al margen de las circunstancias que hayan llevado al juez a optar por una sentencia tan impopular, me preocupa el hecho de que más de la mitad de los 405 comentarios (hasta ahora) realizados por los lectores ponen a parir a la trabajadora y vienen a decir que los trabajadores no estamos para tocar las narices a las empresas, que si firmamos un contrato ya sabemos lo que hay, y otras lindezas por el estilo que yo creía enterradas bajo lápida en cierto valle madrileño.
Echad una ojeada a los comentarios bajo la página de la noticia, porque no tienen desperdicio. Lo dicho. Los empresarios ya tienen el campo abonado. Se lo hemos hecho nosotros. Y bien baratito.
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