La comunidad musulmana ha pedido a los empresarios "flexibilidad" con los fieles que deseen seguir el mes de Ramadán (ni comida ni bebida ni sexo en horas de sol). Es decir, que si Mohammed, que es temporero, obrero de la construcción o mozo de almacén, está que no se tiene en pie durante las horas de trabajo, o directamente le da un pasmo, hay que dejárselo pasar. Por respeto a sus creencias.
La misma Constitución que habla de derecho a vivienda digna habla de no discriminación por motivo de raza, sexo o religión. ¿Y no es discriminatorio ser especialmente permisivo con una determinada comunidad religiosa? Porque tengo claro que si Mohammed no coloca hoy los ladrillos que el jefe ha previsto, los tendrá que colocar -aparte de los suyos- Paco, el marido de Carmen.
Hasta ahora yo era un agnóstico convencido, pero visto el panorama, creo que me voy a inventar una (otra) religión. Adoraré al dios Baco y les diré a mis jefes que mi religión me prohíbe cualquier cosa que no sea andar de orgía en orgía enarbolando una buena copa de tinto. A ver si son sensibles con la causa.