Veo que el número de visitas de este blog ha alcanzado justamente hoy la cifra de 1789, año revolucionario por excelencia. Y justamente hoy, después de ojear (que no hojear, porque cada vez se echan menos vistazos sobre el papel) algunos artículos y cartas sobre jornadas reivindicativas (1 de mayo) y revolucionarias (el día siguiente, para fortuna de los madrileños, que gozan de perpetuo derecho de pontazgo en este sentido), planteo dos pequeñas reflexiones.
Seré breve. Primero de mayo. Manifestación y foto conjunta de las dos grandes confederaciones sindicales, cada vez más parecidas en su logotipo y en otras cosas -CGT también se manifiesta, pero sufre el síndrome Llamazares y no sale en la tele-. Hablan de trabajo digno, igualdad, salarios, conciliación y todo eso. No estaría de más que las mismas hachas de guerra que muestran hacia los empresarios cortaran alguna cabellera de puertas para adentro de los sindicatos, donde tanto la vieja guardia como mucho nuevo adulador de la misma impiden en bastantes ocasiones que esos mismos términos sean en realidad para los asalariados de las confederaciones sindicales.
A otra cosa. Dos de mayo. Esta reflexión la aporta una carta de Carmen B. Fernández, lectora barcelonesa de El País que, con bastante tino histórico, nos recuerda que la particular guerra que España inició contra las Galias allá por 1808 tuvo episodios importantes en Cataluña y sin embargo parece que desde aquí no se quieran recordar demasiado, no vaya a ser que alguien piense que Cataluña hizo piña con Madrid en algún momento. Un punto de vista atrevido y que para algunos puede ser pura demagogia, pero lo cierto es que, como dice Carmen, por aquí al timbaler del Bruc apenas se le rinden homenajes desde las instituciones. Leed aquí la carta completa y sacad vuestras propias conclusiones. Al fin y al cabo se trata de reflexionar.